jueves, abril 20, 2006

BAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLA

Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado
por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco
de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño
a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas
respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras.


WISLAWA SZYMBORSKA (Polonia, 1923)
Premio Nobel de Literatura 1996

Versión en español de Abel.A. Murcia

viernes, abril 14, 2006

Que cosas tienen sus cosas!!!!

-La más obsesiva: La lavadora. Porque siempre está dándole vueltas a lo mismo.
- El más indeciso: El reloj. Porque siempre que lo miro marca una hora distinta.
- El más reservado: El armario. Porque siempre se guarda dentro todo lo que le doy.
- El más vanidoso: El televisor. Porque siempre quiere que lo mire.
- El más campero: El peine. Porque siempre me está "arando" el pelo.
- El más afectuoso: El sillón. Porque siempre que me siento me da un abrazo.
- La más soñadora: La almohada. Porque, ¿quien dice que no viven también en ella nuestros sueños?.
- La más descarada: La calefacción. Porque hace subir mis colores.
- El más mentiroso: El espejo. Porque no es verdad que haya cambiado tanto.
- El más misterioso: El frigorífico. Porque nunca se si cuando cierro la puerta se apaga la luz.
- La más cariñosa: La servilleta: Porque siempre me está besando.
- La más noctámbula: La bombilla. Porque sólo vive de noche.
- La más egoísta: La radio. Porque siempre habla ella sola.
- La más coqueta: La pared. Porque sólo quiere que le cuelgue cuadros.
- El más querido: Aquél libro. Porque entre sus hojas guardo una de sus cartas.

bryda lo lanzó al aire Lunes, 7 Marzo 2005

sábado, abril 08, 2006

Escapadas

Todos, supongo, tenemos cerca esa personita que no suele ponernos muchas pegas a casi nada, que nos escucha sin decir mucho y que, siempre siempre siempre, sabe cual es nuestro verdadero estado de ánimo por más que intentemos disimularlo. Lo mejor es que no sólo lo sabe, sino que normalmente, también sabe ponerle remedio si no es todo lo bueno que nos gustaría.

El mío no es especialmente bueno últimamente, tampoco es que sea especialmente malo, más bien es apático y molesto. Más molesto, creo, para los que me rodean que para mí.

Pero yo tengo la maravillosa fortuna de tener una personita de esas cerca y trató de ponerle remedio a tanto fastidio. Y lo consiguió.

Así que me llevó a un lugar especial para mí, me regaló, no un viaje sino un trozo de mi particular paraíso.

Y ahora sonrío como idiotizada, porque aunque ya estemos de vuelta, aún no he regresado del todo.

Sigo contemplando a mi izquierda la mar y a mi derecha esas montañas que tanto amo.

Gracias.